Admirador secreto

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Soñé que era encargado del cielo
y en la oscura noche lo llené de velas,
que iluminaran los sueños,
que se llamaran estrellas.

Cambiando las llamas extintas
cayó la que más brillaba.
Bajé al suelo para buscarla
pero despertaba.

Te conocí.
Encontré la estrella que perdí
en el techo de mi sueño.
Encontré la vela que cayó
y eclipsó mi cielo.

El horizonte quedó desnudo
y la luna celosa se escondió.
Sopló el viento y trajo las olas,
un tsunami inundó mi corazón.

Una caricia del destino
soplando amor en la brisa.
El guiño de una estrella
que bajó como un ángel
para iluminar con su sonrisa.

Tú mirada me hipnotiza.
Con ella viajo al fin del mundo
y me pierdo en el silencio.
Siento no escucharte y decirte “¿qué?”,
soñaba despierto con decirte lo que pienso.

Tú belleza inspira cada letra
que da forma a esta declaración,
pero no la encontré,
la palabra que la describiría,
solo silencio, felicidad
y el dibujo de una sonrisa.

Declaraste la guerra a mi corazón
y perdí todas las batallas,
pero como un mal perdedor
me escondí tras la bandera blanca.
Mi rendición terminó
diciéndote lo siento,
por no haberte dicho lo que pienso
y dejar que pasara el tiempo.
Encontrar las palabras fue fácil,
pero al gritarlas me las robó el viento.
Acabaron siendo escritas
por las manos de un derrotado,
a modo de disculpa
por haberme enamorado.

Eres preciosa,
cuando tu pelo acaricia
la pausa del tiempo,
cuando tu fragancia sopla
empujando al viento,
cuando tus labios
besan mi piel dormida,
cuando tus ojos me miran
y me pierdo,
y me atrinchera tu sonrisa,
cuando me hablas de todo
y todo es poco,
cuando tu voz hace
la banda sonora de mí película,
cuando me rozas en ternura
y mi alma escapa,
porque no resiste ni aguanta
estar tan cerca de quién ama.

En este poema sin firma,
confesarte lo que siento
es lo mejor que puedo darte,
la fotografía de un sentimiento.

No me busques
o me encontrarás
y entonces sabrás,
que lo sabes y no te miento,
que yo soy tu admirador secreto.